EDITORIAL: Covid-19 y el colapso de los sistemas de salud

La pandemia del nuevo coronavirus o Covid-19 como ha sido nombrado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), tiene al borde del colapso a los ya debilitados sistemas sanitarios de la región centroamericana que no se dan abasto para atender esta emergencia a pesar de que los casos en los países del istmo son mínimos en comparación con otras naciones.

De acuerdo a un reciente estudio denominado “Salud en Conglomerados Humanos de América Latina”, financiado por la Unión Europea con el fin de evaluar las condiciones de los sistemas sanitarios en Centro América, se destaca a Costa Rica como la nación con los más bajos porcentajes de desigualdad en el sector y la mayor eficiencia en lo que se refiere a servicios médicos y en consecuencia, más facilidades de acceso ciudadano a cobertura, muy por arriba de Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua que presentan sistemas de salud fragmentados e institucionalmente débiles.

La generalidad en el sector salud a nivel de Centro América está definida por un enfoque hospitalario que no cuenta con los suficientes recursos financieros, humanos y de infraestructura adecuados para la erradicación de los factores de desigualdad y discriminación que son muy recurrentes en el sistema.

Cabe destacar que el área de la salud es una de las que más apoyo recibe de la cooperación internacional en la región, sin embargo, a pesar de los esfuerzos y los múltiples programas, ha resultado imposible asegurar sistemas sanitarios sólidos, institucionalmente fuertes, integrados, enfocados en un servicio de calidad cuya prioridad sea la atención de las personas.

Habiendo hecho un resumen situacional a nivel regional, enfocamos ahora el caso doméstico, muy preocupante por cierto. En Honduras el Covid-19 ha puesto en jaque a una infraestructura de salud deteriorada, con serios problemas de gobernanza, de infraestructura y atención médico-hospitalaria, de escasez y uso racional de medicamentos y de un adecuado recurso humano.

El modelo de atención en salud no ha sido eficiente en la prevención y tratamiento de las diferentes patologías, no hay políticas públicas enfocadas en generar un sistema equilibrado que beneficie a los pacientes y priorice la asignación de recursos financieros para la protección social.

Los reportes que anualmente emite la Organización Mundial de la Salud (OMS) ubican a Honduras como uno de los países latinoamericanos que menos presupuesto destina para el sector sanitario en contradicción con una población que cada vez requiere de mayores espacios de acceso y atención médica.

Cual si se tratara de una advertencia que pone de manifiesto la falta de verdadero liderazgo y toma de decisiones, el reciente Índice Global de Seguridad Sanitaria en América Latina, elaborado por la Universidad Johns Hopkins de los Estados Unidos, ubica a Honduras como uno de los tres países menos preparados para enfrentar una pandemia como la actual, junto con Haití y Venezuela.

El panorama no es nada alentador, lejos de mejorar las cosas se ponen peor, la emergencia decretada en el sector, poco o nada aporta a la eficiencia del sistema y mucho menos en la planificación financiera y el estricto control del gasto, por el contrario, pareciera que esta crisis por el coronavirus se convirtió en la excusa perfecta para las gustadas compras de emergencia y disponibilidad abierta de recursos sin que las mismas sean sometidas a verdaderos controles de auditoría.


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