Cuatro décadas recordando la gesta catracha en España 1982 y que aún nos hace suspirar
Este jueves se cumplen 40 años del debut de Honduras (1-1) en la Copa del Mundo España 1982 ante el anfitrión y que significó la erupción futbolística de este país centroamericano.
Fue aquel mítico 16 de junio de 1982 que el equipo de todos debutó en los Mundiales de Futbol con un empate 1-1 ante España en el Estadio Mestalla de Valencia.
Se corría el minuto 7 del primer tiempo en el césped sagrado de Valencia en una noche que jamás acabará para los hondureños amantes del fútbol. Tres actores en una escena que quedó inmortalizada en la historia, Azulejo Bulnes, “Tecate” Norales y Héctor “Pecho de Águila” Zelaya, terminando con una jugada de hombres y el abrazo de millones de hondureños que apreciaban lo que habían hecho aquellos héroes de pantaloncillos cortos comandados por el mítico “Chelato” Uclés.
Según cuenta la leyenda, la afición que llegó aquella turbulenta noche española se arrodilló ante el ímpetu, humildad y magia de once gigantes catrachitos bien plantados en Valencia.
En las postrimerías del encuentro, un penal, la duda y el desconcierto de los amantes al fútbol que miraban como el árbitro argentino Arturo Iturralde las hacía de inventor y pitaba un lanzamiento de once metros que daría el empate a los de casa.
Honduras se sentía conmocionada, Centroamérica estaba feliz y América entera transpiraba orgullo de albergar la pequeña nación en el mero corazón del continente.
Final del partido, la gigante España 1 – la cenicienta Honduras 1.
Aunque han pasado 40 años desde ese momento, cada vez que se recuerda la participación de Honduras en España 1982 se nos eriza la piel.