Dos vinos de Castilla-La Mancha, de Bodegas Volver, triunfan en premios internacionales

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Hasta ahora sabíamos que «Volver» era una canción y también una película, quizá la más conocida de las que ha dirigido en su tierra el castellanomanchego Pedro Almodóvar. Pero lo que muchos quizá desconozcan es que este es igualmente el nombre de una bodega que, aunque afincada en la localidad alicantina de Pinoso, debe su fama a un paisano del cineasta de Castilla-La Mancha, Rafael Cañizares (Las Mesas, Cuenca, 1967).

Este enólogo, descendiente de una saga relacionada con el mundo del vino y gran conocedor de la tradición vitivinícola de su tierra y de otras regiones, puso en marcha el proyecto Bodegas Volver en 2004, junto con Jorge Ordóñez, en el noroeste de La Mancha. Su motivación, siempre ha dejado claro, es «elaborar vinos con el fin de dar a conocer internacionalmente su calidad y gran potencial». Y dicho y hecho, ya que enseguida se lanzó a buscar viñedos viejos y de variedades autóctonas localizadas en zonas donde la altitud y los suelos eran propicios, ampliando su búsqueda a las denominaciones de origen (DO) de Alicante, Jumilla, Almansa y Valencia.

Fruto de ese trabajo, son los numerosos premios y reconocimientos a sus vinos, incluso algunos de gran importancia a nivel internacional, como los últimos que han obtenido dos de ellos, además de las altas puntuaciones conseguidas en la Guía de Vinos Gourmets 2020. Uno de esos reconocimientos son los 91 puntos logrados en la prestigiosa revista norteamericana «Wine Spectator» por el «Quinta del 67», un crianza de la añada del 2017 elaborado con garnacha tintorera de la DO Almansa, la nueva creación de Rafael Cañizares en homenaje a su generación.

De color rojo intenso, este vino se muestra complejo en nariz con aromas a frutas negras maduras, especiados y notas balsámicas. En boca tiene mucha estructura, con un tanino sedoso y mucha fruta de nuevo, además de chocolate y regaliz. Su final es largo y persistente, y tiene una larga vida por delante.

El otro gran reconocimiento obtenido recientemente por la bodega de Rafael Cañizares, que adquirió la totalidad de la empresa con la ayuda de su padre y de su hija Sofía, es el oro conseguido en el Mundial de Tempranillo por su «Volver Cuvee 2016», Vino de la Tierra de Castilla elaborado en una finca cerca de su localidad natal de Las Mesas.

De color cereza con borde granate, este vino con crianza de 20 meses en barrica francesa a partir de las variedades tempranillo y cabernet sauvignon, posee aromas intensos a fruta sobremadura, así como a chocolate, ahumados y especias dulces. En boca es un vino estructurado de taninos sedosos y maduros, con mucha presencia de fruta confitada y un final largo. Se puede beber ahora, pero tiene un enorme potencial para el envejecimiento.

Preguntado por todos estos reconocimientos, Rafael Cañizares lo tiene claro: «Cada premio y mención es una satisfacción al trabajo realizado, pero lo que más puede enorgullecer es un relevo generacional. Actualmente está en formación dicho relevo generacional, que viene con las ideas muy claras de lo que comenzó su padre. De hecho, mi hija Sofía ya ha creado su primer vino de mano de su padre y mentor».

Este orgullo paterno viene acompañado del saber hacer porque, a juicio del enólogo y propietario de Bodegas Volver, «para obtener un buen vino es necesario trabajar desde el viñedo, tal y como viene siendo tradición, es decir cuidándolo para conseguir una uva sana, con buena maduración y poca producción. La uva sana asegura la calidad del vino, con la buena maduración conseguimos la redondez y estructura, y la poca producción aporta color y complejidad».

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