EDITORIAL: Continúan ayudas en tiempos de corrupción

Sin duda alguna, ningún país estaba preparado para enfrentar la crisis sanitaria en la que nos encontramos los hondureños en este momento, por lo que con los recursos propios del Estado, era prácticamente imposible que se saliera adelante para combatir la pandemia. Es por eso que se necesita, de la ayuda internacional.

Desde que el virus comenzó a azotar al país, a mediados de marzo, la cantidad de dinero que el Gobierno de la República ha estado recibiendo por concepto de ayudas o préstamos, ha sido exagerada. Y lo que es más preocupante, es que el pueblo no ha visto con claridad, en que se ha invertido todo ese financiamiento.

Organismos internacionales de crédito y bancos en el extranjero, como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), Banco Mundial (BM), El Fondo Monetario Internacional (FMI), La Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), han dicho presentes para ayudar.

Pero nos viene la pregunta ante esta situación: ¿Por qué se sigue prestando o donando dinero a Honduras si no es bien invertido? ¿Tendrán estos organismos la información suficiente en la ejecución de los fondos otorgados? En una nación donde la corrupción brota a niveles exagerados, es evidente que el dinero se puede desviar para uso personal de quien está al mando del Gobierno.

¿Dónde está el dinero? Se pregunta el pueblo. Los organismos internacionales continúan con sus ayudas, pero el efectivo se pierde. Un ejemplo claro, es la adquisición de siete hospitales móviles por un valor de 1,100 millones de lempiras, de los cuales ahora solo vemos dos que han llegado en los últimos días. ¿Y los otros cinco hospitales? Pues ni las propias autoridades saben dónde están.

A medida que va avanzando el tiempo, y la crisis va empeorando en Honduras. Los actos de corrupción cometidos, se va descubriendo cada vez más. Por los momentos solo sabemos lo que está en la punta des iceberg, lo otro, está oculto debajo de la superficie, y que al parecer, no puede ser visto por los organismos internacionales, que siguen consintiendo a gobernantes corruptos y hundiendo cada vez más al pueblo.

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