EDITORIAL: “Demagogia, politiquería y la ley del molote”
Uno de los fines de la política es acaparar la atención de las personas, mediante las campañas que los candidatos a determinados puestos dentro de un gobierno dan a conocer a la población. Muchas de las propuestas pueden parecer poco probables de cumplir, que solo sirven simplemente para ganar adeptos y más votos. Muchos de esto lo hemos visto en la contienda política que se dio en Honduras.
La politiquería se entiende cuando la misma política está regida por intereses ilegítimos e innobles (clientelismo, corrupción, nepotismo, abuso de poder). Por su parte, la demagogia, es el empleo de halagos, falsas promesas que son populares pero difíciles de cumplir y otros procedimientos similares para convencer al pueblo y convertirlo en instrumento de la propia ambición política.
En el actual gobierno, principalmente en el Congreso Nacional, los legisladores han comenzado con una serie de proyectos que transgreden las leyes, continuando con los mismos errores que el gobierno anterior ha cometido, dando a entender que los vicios del pasado, que antes eran malos, ahora son buenos. Por ejemplo: La elección de los procuradores y la junta directiva del CN, Ley de Amnistía, y ahora, queriendo afectar la autonomía de la UNAH.
Los “honorables” diputados del Hemiciclo Legislativo, es obvio que no saben que una decisión como eliminar la PAA, pasa por una determinación o decisión a lo interno de la máxima casa de estudios, tal y como lo establece el reglamento interno del Alma Mater, pues por ser precisamente “autónoma”, su forma de regirse es independiente. La única decisión que el CN tiene ante la UNAH, es la aprobación del presupuesto.
La Constitución de la República y sus leyes, han sido violentadas por el bipartidismo desde que se redactó en 1982. Las leyes en nuestro país, al parecer, no son una normativa a seguir. Vivimos ante la “LEY DEL MOLOTE”, donde ignorando los procedimientos legales, y ante el discurso populista y demagógico, donde se usa mucho la frase de “El pueblo es el dueño”, se pretende trasgredir las leyes.
Honduras no puede vivir más en el desorden provocado por una clase política que todo lo hace a la fuerza y como se les de la gana, teniendo muchas veces intereses particulares, confundiendo aun más a la gente y provocando la desinformación. Las leyes las debemos cumplir, le guste a quien le guste.