EDITORIAL: “Mal ajeno”
Veo a mucha gente repitiendo inexplicablemente el tema de “no alegrarse” por el “mal ajeno” de Juan Antonio Hernández y primero que nada creo que tenemos que definir exactamente qué es el “mal ajeno”. “Mal ajeno” es cuando al vecino se le meten a robara su casa porque la policía no nos protege lo suficiente, porque no se les paga lo suficiente. “Mal ajeno” es cuando le cobran extorsión a la gente trabajadora que trata de emprender.
“Mal ajeno” es las miles y miles de personas que se ven orillados a irse del país, a pie, sin más que un par de zapatos y una pequeña mochila porque la vida en este país es invivible. “Mal ajeno” es los hospitales en los que están nuestros compatriotas con COVID porque el gobierno no tomó medidas ni preventivas ni remediales y nos dejó a nuestra suerte a enfrentarnos con una pandemia. “Mal ajeno” es las muchas familias que han quedado con deudas porque han hecho lo posible por salvar a sus familiares en hospitales privados porque los públicos no estaban abastecidos.
Y podría seguir diciéndoles cosas que son “males ajenos” (ETA, IOTA, etc.) por los que NADIE se podría alegrar. Ahora, lo que le pasó a Juan Antonio Hernández ayer NO ES DE NINGUNA MANERA “mal ajeno” y no traten de enmarcarlo de esa forma para generar empataía porque simplemente NO ES ASÍ.
Y no tengan el descaro de querer enmarcarlo así. Lo que le pasó a Juan Antonio Hernández se llama CONSECUENCIAS, consecuencias por sus propios actos devenidos de la avaricia, la crueldad y la total desconsideración por sus compatriotas. JAMÁS es un “mal ajeno” por el que no tuvo culpa y por el cual era inocente.
Más allá de eso, esas CONSECUENCIAS que hoy sufre Juan Antonio Hernández también las sufrimos usted y yo, ciudadanos que SÍ somos inocentes en esas actividades porque por las acciones de Juan Antonio Hernández nuestro país ha sido invadido por todas esas patologías conexas al narcotráfico; el sicariato, el desorden jurídico, la corrupción, violaciones, etc.
Lo subsidiamos a diario pagando seguridad privada, salud privada, transporte privado, educación privada porque gente como Juan Antonio Hernández no es lo suficientemente digna como para hacer su trabajo y proporcionar esas opciones públicas. Entonces no venga a pedir empatía por un mal llamado “mal ajeno”.
Estas son CONSECUENCIAS y lo que pasa es que en nuestro país de IMPUNIDAD y carente de leyes no estamos acostumbrados a ello, pero no cometa el error de sentir empatía por alguien que no la sintió por ninguno de nosotros al provocar todo el daño colateral que vivimos todos a diario en este país fallido llamado Honduras.