EDITORIAL: “Ocho años de Gobierno sin resultados”

Han pasado ya ocho largos años desde que el presidente Juan Orlando Hernández asumió a la presidencia de Honduras, y desde ahí, ya era un mandatario con mucha polémica, esto por su pasado como presidente del Congreso Nacional, donde en una jugada política, destituyó a magistrados de la Corte Suprema de Justicia, para colocar a personas de su conveniencia.

El Gobierno del presidente Hernández, reelegido ilegalmente, ha sido lo mismo de siempre. Honduras sigue sumida en la pobreza extrema, con una inseguridad alimentaria que ahora ronda los cuatro millones de personas. En lo que respecta al sistema de salud, ha quedado a deber, ya que no hay un mejoramiento a simple vista.

La pandemia del coronavirus ha venido a trastocar un país vulnerable en su sistema sanitario, cuya crisis fue usada para cometer actos de corrupción, como el caso de los hospitales móviles y las compras sobrevaloradas de equipo para manejo de la pandemia. Son ocho años en los que el pueblo hondureño ha aguantado una oleada de irregularidades, y sobre todo, el incremento de la narcoactividad.

En los últimos años, llegó la penosa noticia de que Honduras fue catalogada como un “narcoestado”. El escandaloso caso de “Tony” Hernández y las declaraciones de narcotraficantes confesos en cortes de Nueva York, en el que señalaban al propio mandatario hondureño de recibir sobornos por parte de bandas criminales, ha sido la gota que ha derramado el vaso. Un país destrozado producto de las gestiones irregulares de quienes lo manejan.

Después de largos ocho años, ahora la ciudadanía hondureña tiene la posibilidad de revertir toda la situación de miseria e incertidumbre que ha provocado una clase política enfocada en robar. Llegan las elecciones generales, un evento cívico-patriótico, con la esperanza de que alguien llegue a dar a la población mejores estadios de desarrollo.

Con la decisión soberana, el voto del pueblo, está marcado el futuro de Honduras. Lo que se espera de estas elecciones, es que de una vez por todas, el futuro presidente pueda dar las condiciones de gobernabilidad, fortaleza en las instituciones del Estado, transparencia, algo que en ocho años de gobierno, no tuvimos la dicha de observar. No queda más que confiar en la futura administración sea quien sea. Mientras tanto, el futuro de Hernández después de las elecciones, es una incertidumbre total.

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