FAO afirma que el derecho a no padecer hambre está más amenazado que nunca
El economista jefe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el peruano Máximo Torero, advirtió hoy que «el derecho fundamental a no padecer hambre está más amenazado que nunca» y «que las proyecciones más recientes indican que más de 670 millones de personas podrían seguir sin tener suficiente para comer en 2030».
Torero intervino con un videomensaje en la presentación en el Vaticano del mensaje del papa Francisco para la jornada de la Paz y que en esta ocasión lleva el título: «Nadie puede salvarse solo. Recomenzar desde la COVID-19 para trazar juntos caminos de paz».
El economista peruano subrayó que «en medio de múltiples crisis mundiales, como la moral, la social, la política, el cambio climático, las pandemias, los conflictos, las crecientes desigualdades y la violencia de género, cada vez más personas caen en la trampa del hambre».
Añadió que «hasta 828 millones de personas pasaron hambre en 2021, lo que supone un aumento de 150 millones más que en 2019, antes del estallido de la pandemia de covid-19. Las proyecciones más recientes indican que más de 670 millones de personas podrían seguir sin tener suficiente para comer en 2030», lo que supone un fracaso total respecto al reto de hambre cero en 2030, uno de los principales objetivos de desarrollo sostenible de la ONU.
Para Torero «hoy en día hay suficientes alimentos en el mundo para alimentar a todo el mundo. Lo que falta es la capacidad de comprar los alimentos disponibles debido a los altos niveles de pobreza y desigualdad».
Agregó que «la guerra en Ucrania ha empeorado la situación. Ha perturbado el mercado mundial de la energía, provocando una nueva subida de los precios de los alimentos. Sólo este año se ha producido un aumento de 25.000 millones de dólares en los gastos de importación de alimentos para los 62 países más vulnerables del mundo, lo que supone un incremento del 39 % con respecto a 2020».
«El 80 % de los pobres del mundo viven en zonas rurales y dependen de la agricultura para sobrevivir. Muchos de ellos -mujeres, niños, indígenas y discapacitados- no tienen acceso a alimentos y deben hacer frente a malas cosechas, semillas y fertilizantes caros y falta de servicios financieros. La gravedad de la situación exige un enfoque holístico para hacer frente al hambre», agregó.