La diplomacia amable de Joe Biden, en contraste con Trump

El comentario de Joe Biden en la tradicional foto de familia de la cumbre del G7, que este año se celebra cerca de la playa, marca la pauta de una diplomacia más amable que la de su predecesor Donald Trump.

En su primer viaje al extranjero, el presidente estadounidense interpreta un papel que conoce a fondo, el de una diplomacia menos imprevisible, menos agresiva, menos obsesionada con las alfombras rojas que la de su predecesor.

Después de cuatro años de invectivas, «Joe» transmite tranquilidad y representa «un gran soplo de aire fresco», en palabras del primer ministro británico Boris Johnson.

El 46º presidente de Estados Unidos sabe que sus aliados están escaldados y necesitará algo más que buenas palabras y su promesa de que «Estados Unidos ha vuelto» para borrar la desconfianza hacia la primera potencia mundial y los interrogantes sobre el futuro de la democracia estadounidense.

De momento, en el marco de los encantadores paisajes de Cornualles, al comienzo de una gira de ocho días que le llevará también a Bruselas y Ginebra, el presidente de 78 años es muy prudente.

El «viejo león» de la política estadounidense no se sentía muy cómodo en las conferencias vía Zoom pero ahora está disfrutando con las interacciones personales.

Si a veces parece frágil, el presidente estadounidense más viejo de la historia, al que Donald Trump apodada burlonamente «Sleepy Joe» (Joe el dormilón), ha acallado hasta ahora las críticas sobre su falta de vivacidad y los interrogantes sobre su salud.

Aparece como una persona relajada y la víspera de la cumbre fue fotografiado con zapatillas blancas, sentado en una terraza frente al mar con su esposa Jill.

Su larga carrera política se basa en el contacto, tanto en Washington (donde ocupó un escaño en el Congreso durante 36 años) como en la escena internacional (viajó por el mundo como vicepresidente de Barack Obama).

«Se ha estado preparando durante 50 años», bromeó su portavoz Jen Psaki antes de su partida hacia el Reino Unido.

De sus años en el Senado conserva su hábito de hablar cara a cara con los periodistas, así como el de contar chistes y soltar frases singulares conocidas en Washington como «Bidenismos».

Cuando viaja mantiene ese tono. «¡Es magnífico! Ya no quiero volver a casa», dijo frente a la impresionante bahía de St Ives.

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