Los CDC afirman que la dosis de Moderna es más efectiva contra hospitalización

La vacuna de Moderna es la más efectiva contra la hospitalización por COVID-19, seguida de la de Pfizer y de la monodosis de Johnson & Johnson, según un nuevo estudio divulgado este viernes por los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de EEUU (CDC, en inglés).

En concreto, señala que la efectividad de Moderna es del 93 %, la Pfizer/BioNTech es del 88 % y la de Johnson & Johnson es del 71 %.

«Aunque los datos muestran alguna variación en los niveles de protección de la vacuna, todas las vacunas aprobadas o autorizadas ofrecen una protección sustancial contra la hospitalización por COVID-19», indicó el reporte de los CDC.

El estudio recoge datos de 3,600 adultos que estuvieron hospitalizados entre marzo y agosto de este año en cerca de una veintena de estados de EEUU.

Según los investigadores, la efectividad de la vacuna de Pfizer comienza a disminuir de manera más pronunciada que la de Moderna, y a partir del cuarto mes de haber sido administrada su segunda dosis se sitúa en el 77 %.

Una las posibles explicaciones es el periodo de tiempo entre la primera y la segunda dosis, que en la vacuna de Moderna es de cuatro semanas y en la de Pfizer es de tres semanas, lo que daría más margen en el caso de Moderna para fortalecer los anticuerpos, apuntaron los CDC.

Las vacunas de Pfizer y Moderna cuentan con una tecnología más sofisticada ya que está basada en el ARN-mensajero; mientras que la de Johnson&Johnson se basa en un adenovirus, como las vacunas tradicionales.

Este viernes se celebra una reunión del comité de asesores de la Administración de Fármacos y Alimentos de EEUU (FDA, en inglés) para decidir si da luz verde a una dosis de refuerzo de la vacuna de Pfizer contra la covid-19, como quiere el Gobierno del presidente estadounidense, Joe Biden, pese a las dudas de parte de la comunidad científica.

Actualmente, el 63.5 % de la población estadounidense mayor de 12 años se encuentra vacunada con la pauta completa, y el ritmo de inoculación se ha ralentizado en los últimos meses, lo que ha elevado la preocupación entre las autoridades sanitarias ante el repunte de los casos por la variante delta.

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