Obispos expresan preocupación por “legitimidad” de Junta Directiva del Congreso Nacional
Los obispos de Honduras expresaron este martes su preocupación por la “legitimidad” o la “ilegitimidad” de la Junta Directiva del Poder Legislativo y citan el artículo 195 de la Constitución de la República el cual reza de la siguiente manera:
(El veintitrés de enero se reunirán los diputados en su última sesión preparatoria para elegir la directiva en propiedad. El Presidente del Congreso Nacional ejercerá sus funciones por un período de (4) cuatro años y será el Presidente de la Comisión Permanente)
“Instamos a que la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, así como otros entes afines, se pronuncien sobre esta situación y se aclare definitivamente contribuyendo de esta manera, al correcto caminar democrático del país”, citan los prelados sobre el tema.
Los obispos que conforman la Conferencia Episcopal de Honduras (CEH) se pronunciaron en una carta pública piden a los ciudadanos que a su vez exijan a los diputados escuchar la voz del pueblo.
“Es necesario que como ciudadanos, exijamos a nuestros representantes en el Congreso Nacional, que deben escuchar la voz de la mayoría del pueblo, un ejercicio responsable y correcto de la justicia para que la elección no sea partidista”, manifestaron los obispos.
En este nuevo mensaje, los líderes de la Iglesia Católica de Honduras también abordaron temas como la elección de la siguiente Corte Suprema de Justicia (CSJ).
“Esperamos que esta elección sea respetada y se auto respete y que sea firme en rechazar cualquier intento de manipulación”, externaron al respecto.
Los religiosos también hablaron de la corrupción en el país centroamericano, la cual dicen es un mal que compromete el correcto funcionamiento del Estado que influye directamente entre gobernantes y gobernados.
“Este flagelo lo único que hace es introducir una serie de desconfianza en las instituciones políticas, causando un progresivo menosprecio de los ciudadanos por la política y sus representantes, lo que debilita las instituciones y esto al final se convierte en un empobrecimiento de la población”, exponen los religiosos.